La Noche que la “Paulmanía” se apoderó del Estadio Centenario

Anunciado como el evento cultural más importante del año, el espectáculo de Paul Mc Cartney terminó convirtiéndose en el mejor show que se realizara en la historia de nuestro país.  La gira «On the Run» que comenzó en julio de 2011, acercó al ex «Beatle» a Montevideo y terminó en una noche inolvidable. VEA FOTOS y VIDEOS

Cuando una canción es capaz de atraparte, envolverte en cuerpo y alma y hacerte viajar en el tiempo llenándote de emoción, alegría y sensibilidad, seguramente esa canción se convertirá en algo mágico; ahora si ese estado de sensaciones se logra a través de un show, entonces directamente estaremos frente a uno de esos momentos inolvidables de nuestras vidas. Y ese fue el sentir de las 50.000 personas que colmaron el Estadio Centenario de la ciudad de Montevideo el pasado 15 de abril para ver por primera vez en Uruguay a Sir Paul Mc Cartney tocando en vivo.

Toda esa locura desatada desde el momento mismo del anuncio de la llegada del Beatle a Montevideo, que se tradujo en euforia cuando aquel 23 de marzo se pusieron a la venta las entradas al show agotándose en apenas 45 minutos, y surgió lo que a esta altura ya podemos llamar la “Paulmanía”, tuvo su punto de explosión cuando a las 21 horas del pasado 15 de abril, Mc Cartney salió a escena junto a su banda de selectos interpretes y bañado en un mar de aplausos que bajaron desde todos los sectores del Estadio Centenario interpretó ‘Hello, goodbye’, la forma elegida de decirnos “hola” a todos los asistentes y “adiós” a todas esas ansias que se generaron desde el anuncio inicial de su presencia. Luego interpretó un clásico de Wings del año 74 muy poco conocido por estos lares como fue ‘Junior’s farm’, y a su término dió sus primeras palabras al público en un aceptable español, diciendo un “Hola Montevideo. Buenas noches Uruguayos”, lo que marcó el inicio a un fluido diálogo que entre canciones se fue dando entre el artista y los asistentes; a su saludo le siguió ‘All my loving’ la primera en la lista de canciones que hizo saltar al Centenario entero. La lista continuó con ‘Jet’ del disco de Wings más recurrido por el artista en la noche “Band on the run”, y ‘Got to get you into my life’ de los Beatles para luego interpretar ‘Sing the changes’, una canción que grabó en 2008 con el dúo experimental que formara a mediados de los 90’s llamado The Fireman y con el que grabó hasta el momento tres discos.

Luego anunció que haría una vieja canción de los Beatles por primera vez en un concierto en Sudamerica, y se trató de uno de los clásicos del disco “Help” del 65, ‘The night before’. El bluesero ‘Let me roll it’ de Wings y ‘Paperback writer’ de los de Liverpool fueron la antesala a su primera retirada hacia el piano de cola instalado en un sector privilegiado del escenario, desde donde interpretó ‘The long and winding road’, ‘Nineteen hundred and eighty five’ y el primer corte de su último disco “Kisses on the Bottom”. La canción llamada ‘My Valentine’ que escribiera según manifestó para su esposa Nancy y que además de ser laprimer vez que interpretaba en vivo en Sudamérica, tuvo el estreno de un video de la canción dirigido por él mismo que se proyectó en la pantalla que estaba al fondo del escenario. Otro orgullo.

‘May be amazed’ de su primer disco solista y dos de los Beatles ‘I’m looking through you’ y ‘Two of us’ le siguieron, ésta última con el tono festivo que en sí conlleva y que alienta al acompañamiento con las palmas.El detalle de la pantalla al fondo del escenario no fue menor ni mucho menos un hecho decorativo, ya que la misma fue proyectando constantemente diferentes imágenes en relación a las canciones que sonaron, así se tratara de un camino desolado en la mencionada canción del cuarteto de Liverpool, o la luna llena que comenzó a salir en el preciso instante que Mc Cartney con guitarra española en mano se largó a interpretar él solito ‘Blackbird’ con el que llenó de emotividad el clima generado, canción que duró lo que duró la luna en traspasar la pantalla para volverse a ocultar.Canción que complementó con ‘Here today’, tema incluido en su disco “Tug of War” del año 83 y que según comentó escribió para John Lennon por quien pidió un aplauso que obviamente no se hizo esperar.

Tras este momento se produjo un nuevo cambio de instrumento, algo que se fue dando a lo largo de la noche en reiteradas ocasiones demostrando el poder interpretativo y la habilidad de multi-instrumentista que siempre lo caracterizó; ésta vez el cambio fue por una mandolina con la cual se largó a interpretar ‘Dance tonight’, la última canción de relativo éxito que ha tenido el artista, que apareciera en su disco de 2007 y que tuvo en su interpretación el acompañamiento de las palmas del público y una más que especial y resaltable coreografía del baterista Abe Laboriel Jr, que desde su puesto en el escenario conquistó a los asistentes con movimientos que acompañaron la canción y brindaron una sonrisa permanente entre los que estábamos allí, al punto que tras un merecido aplauso obtenido el propio Paul recomendó recordar sus movimientos en caso de salir a bailar alguna noche.

Otra de “Band on the run” ‘Mrs Vandebilt’ con el “ooh, eeh ooh” de todo el Estadio le siguió en la lista para que previo pasaje por ‘Eleanor Rigby’ se llegara a otro de los momentos más emotivos de la noche y fue cuando tomó un ukelele y comenzó en solitario a brindarle un merecido homenaje a su amigo George Harrison, el otro Beatle desaparecido para quien también Paul pidió un aplauso, el cuál evidentemente no tardó nada en llegar. Allí se largó a interpretar ‘Something’, canción escrita y vocalizada por George y que se convirtiera en uno de los clásicos de los Beatles; mediando la canción el resto de la banda se sumó conformando una interpretación más cercana a la original y haciendo erizar a todos quienes estábamos allí.

La canción ‘Band on the run’ le dio paso a ‘Ob-la-di Ob-la-da’, el tema que hizo parar a todo el Estadio para bailar y cantar a un nivel como nunca antes en la noche. Pero la lista de canciones del cuarteto siguió, y fue con ‘Back in the U.S.S.R.’, ‘I’ve got a feeling’ y ‘A day in the life’, canción que interpretó con el agregado final del estribillo de ‘Give peace a chance’ en otro sentido homenaje a Lennon, tras la cual se produjo un nuevo cambio de instrumento, y esta vez fue para dirigirse por segunda vez hacia el piano de cola donde interpretó ‘Let it be’ con miles de luces acompañándolo y un coro que se hizo sentir y mucho.

Si catalogamos momentos de emotivos, de impactantes o de simpáticos, el momento de la interpretación de ‘Live and let die’ debemos llamarlo directamente espectacular, incluso con el riesgo de quedarnos cortos en el adjetivo. Es que en la clásica melodía que Mc Cartney escribió para el James Bond del 73 y que comienza con una misteriosa calma para después explotar, tuvo una puesta en escena particular, dado que no solo la melodía explotó sino que también lo hizo el Estadio, ya que un cúmulo de fuegos artificiales y efectos, artificios y ráfagas de fuego acompañaron la canción en su parte más consistente, dejando lleno de excitación los corazones que tuvieron la posibilidad de ver ese espectáculo inolvidable. Y así como tras la tormenta llega la calma, tras la espectacularidad mencionada llegó la calma con la interpretación de ‘Hey Jude’. Con un previo cambio de piano por pianola y una serie de corazones rojos alzados al pie del escenario, el coro más potente de la noche se hizo sentir con un extenso “na na na narana naa, nara na naa, hey Jude”, que capturó por completo a los espectadores que luego se negaron a moverse a pesar de que el show llegó en ese momento a su fin.

Rusty Anderson en guitarra y coros, Brian Ray en guitarra eléctrica, bajo y coros, Paul “Wix” Wickens en teclados y coros y el carismático Abe Laboriel Jr. en batería y coros, son la banda que acompaña al genio desde hace más de una década y con la que tiene aceitado cada movimiento que da en escena; es que cada nota, cada palabra y cada paso parece estar medido y estudiado. Una banda que funciona a la perfección y actúa a la altura que el repertorio del artista merece, banda que entonces se precipita al frente del escenario para hacer el clásico saludo de despedida, más allá que la evidente vuelta era sabido por todos que no se iba a hacer esperar.

Y así fue; apenas unos minutos y la hora de los bises llegó. Para ello fueron tres canciones de los Beatles las elegidas, ‘Lady Madonna’, ‘Daytripper’ y ‘Get back’, que mantuvieron de pié a un público eufórico y deseoso que la noche no terminara más. Una nueva despedida y un nuevo saludo de la banda se produjo bajo la sospecha que una nueva vuelta a escena se daría.

Y así fue una vez más. Pero esta vez la vuelta comenzó con un solitario Paul que con su guitarra española se largo sin previo aviso a cantar ‘Yesterday’, la canción más popular de la historia de la música que contó para la ocasión con un coro de 50.000 uruguayos que acompañaron la melodía durante el tiempo que sus lágrimas lo permitieron. Inolvidable.El resto de la banda se sumó luego para interpretar una de las mejores y más furiosas composiciones de Mc Cartney en la época Beatle, ‘Helter Skelter’, con la cual el Centenario volvió a temblar una vez más.

Las 23:30 ya habían pasado, de un show que había arrancado allá por la hora 21 y que parecía recién haber comenzado por la vitalidad que se mantenía no sólo en el escenario sino también en todos los sectores del Estadio, desde donde el público lejos de querer que terminara,cautivamente miraba esos últimos momentos con deseos de que no transcurriesen más. Pero el spring final llegó, y las canciones elegidas fueron un medley con ‘Golden Slumbers’, ‘Carry the weight’ y ‘The end’, originalmente aparecidas en el disco “Abbey road” del 69, y que cerraron con broche de oro una noche sencillamente espectacular.

Un párrafo aparte lo que fue la comunicación de Mc Cartney con el público. Con un español digamos que aceptable, con frases escritas a las que recurría para ofrecer cada tanto, pero con un notorio empeño por hacerse entender. El “muchas gracias uruguayos” fue un clásico en la noche, hasta una lista buscando incluirnos a todos “uruguayos, muchachos, jóvenes, mujeres, niños”, en fin, un acertado intento de demostración de su interés por la lengua española, aquella que según contó estudió a los once años y de la que le quedó grabada un pequeño poema que supo recitar. Y obviamente que entre esas frases en busca de una mejor comunicación con el público, hubo tiempo para mencionar a Liverpool y a (Luis) Suárez como máximorepresentante nacional en Inglaterra, aún cuando Luisito jugara en el Liverpool, equipo rival del Everton, cuadro del que es hincha Paul. Esos intentos y ese esmero por hablar nuestra lengua no significó otra cosa que el querer retribuir el cariño que el público uruguayo le brindó; es que la complicidad con el músico siempre estuvo presente a lo largo del recital, en los coros, en las palmas, en los aplausos, “son muy cálidos”, expresó.

Nada puede perdurar en el tiempo más de lo perdurable de un recuerdo inolvidable. Seguramente para las 50.000 personas que asistimos al Centenario aquél 15 de abril esa noche será una de esas cosas inolvidables, de esas que perdurarán entre los mejores recuerdos de nuestras vidas. Hablar del mejor espectáculo jamás hecho en la historia de nuestro país, es hablar de un show que dejó más de lo esperado; es que más que el encuentro con un artista o una banda, fue el encuentro con la mejor parte de la historia de la música. Nadie sabrá jamás que hubiese sido de la música sin la existencia de los Beatles, sin aquél encuentro inicial de Lennon y Mc Cartney hace 55 años; quizás otros hubiesen ocupado su lugar, nunca lo sabremos, lo cierto es que fueron ellos quienes estuvieron allí, fueron ellos quienes comenzaron el camino que miles y miles luego siguieron.

Y fue Paul Mc Cartney quien cimentó aquella historia que arrancó cuando apenas tenía 15 años, promediando el año 57, y que cinco décadas y media después lo depositaron en nuestro querido Estadio Centenario, para demostrarnos porque ostenta el lugar que ostenta en la historia y que la vigencia no es una cuestión de momentos sino de grandeza. Difícil explicar con palabras lo vivido, tan difícil como olvidar aquella noche del 15 de abril donde desde todos los sectores del Estadio Centenario bajaron voces encendidas de admiración y unidas por la emoción y el sentimiento; la emoción de estar frente a una parte sustancial de la historia de la música, y el sentimiento de haberlo podido vivir, para poderlo contar.

‘A day in the life – Give peace a chance’

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‘Live and let die’

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‘Hey Jude’

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‘Daytripper’

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‘Get back’

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‘Yesterday’

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Fernando García

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