El regreso de Tinelli a la TV: una expectativa exagerada

El regreso de ShowMatch a la televisión no pasó desapercibido. Se creó una expectativa generosa con respecto al regreso al humor y la producción de la presentación y sus «sketchs» que no alcanzan ni cerca al de otras épocas del show que con creatividad supo presentarse a los telespectadores.

A nadie pudo pasarle inadvertido el regreso de Marcelo Tinelli a la televisión incluso para aquellos que son acérrimos enemigos de su estilo de hacer TV.

No se puede negar que el «cabezón», comenzó de abajo… en programas deportivos varios y junto a Juan Alberto Badía como su «mentor» televisivo.

Venido de un hogar humilde, la pobreza en su niñez lo obligó a trabajar incluso de lustrabotas, llegó a lo más alto del codiciado rating televisivo porteño, debido quizá a ese conocimiento profundo del argentino promedio del que alguna vez fue parte.

Luego de tener una casi nula participación en el rating como programa deportivo en sus inicios, debió virar hacia un costado más de show y humor. Uno de los quiebres fue incluír el humor en su programa VideoMatch y otro, la creación en aquella época de Ritmo de la Noche.

La continuación de VideoMatch (más tarde ShowMatch con el cambio de canal) fue estrepitosa con la inclusión de humoristas y más tarde cuando el éxito empezó a mermar en los números del querido rating un cambio trascendente con la prescindencia de los humoristas y el ingreso al show de los reality … por un sueño (bailando, cantando, patinando).

Cuando el rating nuevamente dejó de acompañarlo y ya habiendo dado un buen descanso a sus humoristas volvió a la fórmula de su éxito primario… el humor de sketchs, cámaras sorpresas, etc.

¿A que se debe tanto éxito de Marcelo Tinelli?

La respuesta es compleja. No es un solo un motivo, son muchos. Entre ellos, a que Tinelli entendió la cabeza del argentino (y por rebote al uruguayo) medio, no muy instruído, trabajador, a los jóvenes de la actualidad poco interesados en razonar un chiste.

En su incursión por los realitys de shows bailables, cantados o patinados, era la expectativa por las caídas o los errores de los famosos (a los cuales poco vimos en esas cuestiones y que los vuelven más cercanos a la clase media por un rato) o a la belleza física de mujeres infartantes y boluptuosas que todo hombre quisiera tener y a la que toda mujer se quisiera parecer.


En el caso del humor, es el humor fácil, que no significa que sea fácil de producir o idear, sino que es de fácil entendimiento, de un uso mínimo de neuronas para comprenderlo. Por eso, se basa en una aplicación de sketchs con malas palabras puestas en un lugar insólito (un ejemplo, es en una cámara oculta a un personaje famoso de la farándula en el que el personaje de «Yayo» comienza un chiste o una canción de forma normal y termina siendo «ordinario» al final… sorprendiendo al invitado). Elementos que no tienen más de una interpretación muy básica. El humor por repetición, donde uno ya sabe que va a pasar pero igual se ríe. Humor sin sorpresas. Agregado a esto una pizca de famosos (tenistas, cantantes, actores, políticos) incursionando en los propios sketches y está el caldo pronto para aumentar el rating y por ende el éxito económico y televisivo del programa.

Quizá por todo esto, el mayor antagonista de lo que Marcelo Tinelli representa es Mario Pergolini, sus producciones y sus seguidores.

Desde un comienzo compitieron en la TV con sus productos y ha generado en sus seguidores un rechazo por uno o por otro dependiendo el caso. Quienes son seguidores de Tinelli rechazan a Pergolini y viceversa.

Es que tanto Pergolini como sus programas han ido siempre en oposición a lo establecido tanto por gobernantes, como por la televisión misma. Siendo visto como un rebelde constante. Sus producciones, que en general no son vistas como las de mayor rating (exceptuando algunos casos en determinados momentos como CQC), se mueven por un trabajo más intelectual. El Humor que utiliza, por ejemplo en CQC, es inteligente. Ese que para entenderlo hay que pensarlo, razonarlo. De todas formas, CQC ha intentado incluír al rioplatense medio que no le interesa ponerse a pensar en un chiste de doble sentido ayudando en su razonamiento con la inclusión de animaciones sobre las imágenes (puñetazos en la cara, deformaciones en los rostros, etc.) para marcar el punto del chiste y que el espectador se detenga en ese instante.

Las preguntas y respuestas en los programas de Pergolini son incómodas para el entrevistado, en cambio Tinelli no hace más que seguir lo establecido por el entorno, lo que también le da el beneficio de la aceptación casi inmediata de su público poco dispuesto a «incomodarse».

La política o el humor político de Tinelli se desliza simplemente por una caricaturización del político de turno lo que también redunda en no generarse enemigos entre los televidentes con una opción política ya tomada. En cambio, Pergolini (CQC, La Liga) genera el debate o la discusión en contra del político y por eso genera rechazos. Las escenas dejando mal parado al político son moneda corriente.

Lo que no se puede negar de Marcelo Tinelli es que es un buen empresario, sabe como hacer dinero y sabe en que gastarlo con respecto a sus producciones. Esto lleva a que su programa tenga una de las producciones más costosas y por ende es muy difícil competir con el. Por la espectacularidad de lo producido también genera mucho rating, pero en definitiva es como la gallina y los huevos de oro… ¿Qué fue primero? ¿Se puso mucho dinero en producción para producir rating o el público acompañaba ya de antes que pusiera el dinero?

Lo cierto es, que de todas formas, casi ninguna producción local se anima a competir con el en otro canal en el mismo horario, porque es casi seguro su fracaso inmediato.

Ya impuesto el éxito del rating además, todos los famosos quieren estar en su programa, hacer publicidad gratis en ShowMatch de una obra de teatro, un espectáculo, o su candidatura política es un éxito de público asegurado ya que lo ven millones de televidentes (así lo dejó en evidencia Adabel Cherubito en el segundo programa del 2009 cuando más o menos indicó … «Marcelo, permitíme un segundo un chivo, ya que este programa tiene como 58 puntos de rating…»).

La verdadera habilidad de Tinelli ha sido mutar, cambiar su producto de acuerdo a la participación de los televidentes, del número frío del rating, de las personas que en ese momento ve el programa.

Así, no solo ha variado su programa de acuerdo al llamado «minuto a minuto», sino que también a mutado la concepción misma de su estilo (primero fue programa deportivo, luego humor deportivo, luego humor de sketchs, luego reality, ahora nuevamente de humor) e incluso cambiado de canal. Esto genera un centralismo hacia el conductor, Marcelo Tinelli, que crea un culto a la persona, una idolatría a la figura Tinelli.

En el caso de Mario Pergolini y sus productos televisivos, hay una diferencia sustancial que se ve en el mantenimiento de la idea y la estructura de sus programas a pesar del rating, lo que genera (al contrario que con Tinelli) una fidelidad al proyecto y la idolatría (aunque parecía ser sobre Pergolini) pasa a ser al estilo de hacer televisión (eso se ve ahora que Pergolini ya no está en la TV y sin embargo sus espectadores siguen al firme).

Este inicio de temporada de ShowMatch 2009 ha generado una excesiva expectativa que no parece en principio haber colmado aunque, por ahora, el rating lo está acompañando.

El tiempo dirá si estos número seguirán acompañándolo el resto del año o se generaron por la expectativa inicial y se irán diluyendo en el correr del año. Por ahora, lo que se ve son repeticiones de los viejos sketchs de cámaras ocultas a famosos, imitaciones, scketchs cantados, y la inclusión de «Bailando Kids» que sería una nueva versión y mezcla de «30 segundos de fama kids» con «Bailando por un sueño»

Tinelli, la figura del éxito… ¿asegurado?

Alejandro Peña

Lic. en Ciencias de la Comunicación. Autor de "El lado oculto de la información" en 1997. Periodista y Publicista. Redactor. Diseñador Gráfico y Web.

Un comentario en «El regreso de Tinelli a la TV: una expectativa exagerada»

  1. Brillante el artículo, y yo lo resumiría en una frase que sabiamente incluyó el autor: «Tinelli entendió la cabeza del argentino (y por rebote al uruguayo) medio, no muy instruído, trabajador, a los jóvenes de la actualidad poco interesados en razonar un chiste.»
    Y gracias a diversos motivos que no voy a entrar a analizar ahora, esa es una gran cantidad de gente (yo diría que la mayoría de los de la franja entre 12 y 35 años). Lo lamentable, es que ese grupo de gente no es incentivado a que crezca (intelectualmente) porque no interesa. Es mejor así, son más fáciles de manejar (es más fácil venderles programas de TV, pero también cualquier otro producto de consumo, hasta incluso, por que no, un presidente)
    Así estamos…

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